Ibtihaj Muhammad
En el 2016, se convirtió en la primera atleta musulmana que compitió representando a los Estados Unidos durante los Juegos Olímpicos de Río.

Ella usó su tradicional hijab para competir, cumpliendo así con el código de vestimenta femenina islámica, que establece que debe cubrirse la mayor parte del cuerpo.
En estas olimpiadas Muhammad usó su participación y su fuerza como base para educar en referencia a su cultura y religión ya que se convirtió en la primera musulmana-estadounidense en subir a un podio en los Juegos Olímpicos.

Su fortaleza al no ocultar sus raíces y seguir siendo ella misma ha dado lugar a una oportunidad de definir y normalizar lo que es ser una aleta musulmana.
Ella posee su propia modesta línea de moda, Louella.

Muhammad comenzó a competir en el deporte de esgrima cuando tenía 13 años, cuando sus padres encontraron que era un deporte adecuado debido a que podía usar su hijab durante la competición.
Ella no conocía a otras atletas que compitieran con hijab, y por esta razón entiende la importancia de tener a alguien que represente esa identidad.
Hajar Abulfazl
Capitaneó el equipo nacional de fútbol femenino en Afganistán, usa el hijab y dice que la influencia de Muhammad ha hecho un impacto mundial, ella representa a una atleta fuerte e inteligente que tiene compromiso con ella, su fe y su cultura.

La discusión sobre el hijab en el deporte parece relativamente nueva para la mayoría, sin embargo no lo es para las mujeres musulmanas ya que ha habido varios casos en los que se ha prohibido, obligando a algunas atletas a elegir entre honrar su fe y no participar en su deporte respectivo al ser negado su permiso a competir.
El órgano que gobierna el baloncesto, FIBA, afirma que «los jugadores no deben usar equipo (objetos) que puedan causar lesiones a otros jugadores», actualmente prohíben el uso del hijab.
Existe una petición que lucha contra la prohibición, el año pasado, Amaiya Zafar, de 16 años, fue descalificada del Campeonato Nacional de Boxeo de Sugar Bert cuando las autoridades encontraron que su hijab violaba sus códigos de seguridad.

Kulsoom Abdullah, una levantadora de peso y campeona paquistaní.
Inicialmente practicó el levantamiento para obtener fuerza en su cuerpo, luego decidiría que deseaba competir en esta especialidad, no se imaginaba los obstáculos que tendría que enfrentar.
La organización de levantamiento de pesas de EE.UU. no acepta las camisas de manga larga, pantalones y hijab.
Cuando Abdullah emitió un comunicado de prensa destacando la razón que le impedía competir como una mujer musulmana.
La federación de levantamiento de pesas le permitió representar a Pakistán en la competencia internacional utilizando el hijab.

Las reglas de diferentes federaciones deportivas no prohíben específicamente el hijab, pero el lenguaje general en el cual se prohibe el uso de sombreros prohíbe en cierta forma el hijab.
Durante la competición, esto ha afectado también a atletas judíos que eligen apegarse a su fe cubriéndose la cabeza.
Es difícil para estas instituciones querer cambiar reglas que han tenido por décadas, por ejemplo no fue hasta los Juegos Olímpicos de Sydney 2000 en que las mujeres participaron por primera vez en el levantamiento de pesas.
El hecho de permitir una ampliación de las reglas para el uso del hijab despierta la preocupación de que otros atletas soliciten el uso de otros accesorios como trajes especiales que podrían dar una ventaja.
Las atletas expresan que existe mucha falta de educación y el desconocimiento de lo que es una mujer musulmana, no comprenden que el Islam representa una religión pacífica y que el uso de hijab no siempre es obligatorio.
Muchas mujeres optan por usar el hijab para obtener empoderamiento por medio de su uso.
En la actualidad existen diseños especiales aprobados por la FIFA, que son usados en el fútbol y en otros deportes.

Nunca se ha registrado que el hijab pueda causar alguna lesión o herida mientras se utiliza para competir.
Actualmente existen organizaciones sin fines de lucro como la Muslim Women in Sports dirigida por voluntarios con el objetivo principal de incrementar la participación de las mujeres y niñas musulmanas en el deporte, sin comprometer sus valores religiosos o culturales, atendiendo y concienciando sus necesidades específicas.
Promueven activamente la diversidad y la inclusión dentro del deporte. Esto debido a que las mujeres musulmanas están entre las mujeres más inactivas en todo el mundo y trabajan para mejorar la situación.
Muchas veces las barreras vienen de la propia comunidad musulmana, la base del pensamiento y la práctica islámica proviene del Corán y del Hadiz.
Parece que las diferencias en la interpretación de estas dos fuentes de evidencia son donde estas diferencias de opinión se originan, con interpretaciones posiblemente influenciadas por el lugar de origen o residencia.
Cuando las mujeres se convierten en atletas profesionales y compiten en el campo deportivo la cuestión de ser vistas por miles de hombres es irrelevante.
Después de todo, la modestia islámica se aplica si un hombre está sentado en las gradas o miles están viendo en la televisión.
No hay diferencia entre una mujer que practica un deporte, u otra que da un discurso en la televisión, o una que camina en un centro comercial lleno de gente o una que anda en bicicleta en una carrera local.
Las mujeres están ahí para competir usando sus talentos naturales.
