Una vez recorridos los 180 km del tramo de ciclismo como mencioné, entregué la bicicleta al voluntario y pasé a la tienda donde se hacía el cambio de implementos para dar inicio con la maratón, en este caso la bolsa con estos implementos era rastreada por tu número de participante por parte de un voluntario que la colocaba directo en tus manos, en ella estaban las tenis, una gorra, las medias y listo, debo decir que esa tienda parecía el muro de los lamentos, varios de los participantes en frente mío mientras se cambiaban decían: -«no puedo creer que todavía me falte una maratón«-, otros decían, -«esa bicicleta estuvo demasiado dura»- estos entre otros comentarios solo me hacían recordar el sueño que había tenido con mis elefantes por el cual sabía desde antes de empezar que yo finalizaría ese evento y que lo haría sólidamente y lo haría como un elefante que tal vez no es el más rápido pero siempre da pasos firmes, así que me coloqué mis implementos y salí de esa tienda dando mis primeras zancadas algo tímidas he de confesar pues las piernas duelen bastante, la primera media hora es un puro sufrimiento ya después se va tomando un ritmo que te va llevando paso a paso, recuerdo que un señor de edad avanzada me dijo en inglés: -«you will make it»- no sé porque esas palabras me llegaron tanto, las recordé todo el recorrido.
El recorrido estaba programado de manera muy sabia para que durante todos los kilómetros siempre hubiera una buena cantidad de público que animara a los participantes, de hecho muchos tenían montadas sus carpas para comer, beber y dar porras, ¡realmente toda una fiesta!, en algunas carpas había música en vivo en donde por supuesto no podía faltar el mariachi, fue excelente correr con tanta emoción que inyectaba esa gente. Cada una de las seis vueltas procuraba controlar el dolor y lo logré bastante bien.
