Este día fue uno de los más maravillosos de mi vida ya que la experiencia Ironman inicia desde este momento ya en forma más vívida se siente al fin que se concretará aquello por lo que tanto has estado preparándote, digo preparándote porque no me gusta ver esto como una lucha ya que es algo que se hace para disfrutar para crecer y para poder de alguna manera compartirlo con otros que desean dar el paso pero por alguna razón no lo han hecho, en mi caso escribirles es mi manera de transmitir y motivar a otros a darse cuenta que sí se puede.
Todo lo que se va a requerir para el evento prácticamente se ha venido preparado durante el proceso, la indumentaria, las herramientas, la caja para el transporte de la bicicleta, la alimentación y el resto es lo que siempre se ha usado para cada entrenamiento, desde el bloqueador solar hasta los zapatos de ciclismo.
El viaje se hace con una escala llegando a Panamá, en este aeropuerto me topé a un gran compañero de equipo, Mario, quien iba para el mismo evento junto con su familia, ambos compartimos mucho de esos momentos únicos de los que se dan al ir por primera vez a realizar un evento de larga distancia.
Luego de Panamá se viajaba directo a Cancún donde se toma un transporte a Playa del Carmen, luego se toma un ferry a la Isla Cozumel. En el primer tramo en el aeropuerto de Costa Rica me llamaron para que retirara de la caja de la bicicleta los dispositivos de gas para inflado rápido de las llantas ya que representaban riesgo de activación durante el vuelo por esto aprendí que hay cosas que es mejor buscar en la ferias promocionales que siempre se dan previo a los eventos de este tipo.
Durante el viaje iba tranquila, sabía que había hecho lo mejor para obtener un buen resultado y cumplir mi meta.
Llegar a tomar el ferry se convierte en un gran momento ya que es un punto de encuentro con el resto de los participantes, se ven personas de todas partes del mundo, con contexturas variadas, con equipos distintos, algunos nerviosos otros más tranquilos pero al final todos con una sola meta, cruzar la línea hasta el final y escuchar al locutor decir «eres un Ironman».
En el ferry cometí el error de sentarme en el peor sitio, en el primer piso y en el centro, esto me causó un tremendo malestar ya que el viento estaba fuerte y el oleaje era intenso, traté de controlarme para no vomitar y pensé que lo había logrado hasta que me tocó ponerme de pie para salir, casi que poniendo el pie en el muelle y yo que lo bautizaba, en ese momento no me sentí nada iron. Gracias a Dios llegamos al hotel.
En mi próxima publicación les compartiré lo que acontece previo al evento.
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